El Príncipe y el mendigo : 19
El Príncipe y el mendigoCapítulo XIXEl príncipe con los aldeanos de Mark Twain Al despertar el rey a la mañana siguiente, se encontró con que una rata mojada, pero precavida, se había colado en el granero durante la noche, y junto a su mismo lecho se había habilitado una cómoda cama. Al verse perturbada en su reposo se escapó corriendo. Eduardo sonrió y dijo: –¡Pobre tonta! , ¿Por qué tienes tanto miedo? Yo estoy tan desamparado como tú. Sería una infamia en mí dañar a los desvalidos, cuando tan desvalido estoy yo. Además, te debo gratitud por el buen agüero, porque cuando un rey ha caído tan bajo que las mismas ratas toman por cama su cuerpo, eso significa en verdad que su suerte va a cambiar, puesto que está claro que no puede bajar más. Levantóse y salió del pesebre en el precisa momento en que se oían voces infantiles. Abrióse la puerta del granero y entraron dos niñitas, que en cuanto vieron a Eduardo enmudecieron y se quedaron inmóviles,...
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