El perro del hortelano: 61
Acto Segundo 61 Pág. 61 de 95 El perro del hortelano Acto II Lope de Vega TEODORO. Cierto que vuseñoría (perdóneme si me atrevo) tiene en el juicio a veces, que no en el entendimiento, mil lúcidos intervalos. ¿Para qué puede ser bueno haberme dado esperanzas que en tal estado me han puesto, pues del peso de mis dichas caí, como sabe, enfermo casi un mes en una cama luego que tratamos desto, si cuando ve que me enfrío se abrasa de vivo fuego, y cuando ve que me abraso, se hiela de puro hielo? Dejárame con Marcela. Mas viénele bien el cuento del Perro del Hortelano. No quiere, abrasada en celos, que me case con Marcela; y en viendo que no la quiero, vuelve a quitarme el juicio, y a despertarme si duermo; pues coma o deje comer, porque yo no me sustento de esperanzas tan cansadas; que si no, desde aquí vuelvo a querer donde me quieren. DIANA. Eso no, Teodoro, advierto que Marcela no ha de ser. En otro cualquier sujeto pon los ojos; que en...
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