El pasaporte amarillo: 05
Capítulo V 05 Pág. 05 de 10 El pasaporte amarillo Joaquín Dicenta Desagradable y gran sorpresa recibió Débora, a los pocos días, viéndose llamada nuevamente, en oficio de toda urgencia, al despacho de Iván Petrovitch. Acudió a la hora en punto, y no hubo de aguardar largo tiempo. A corto espacio estaba en presencia del jefe. -Tengo entendido -le dijo éste, retrepándose en el sillón- que no ejerce usted el oficio. ¿Qué motivos hay para esa holganza? -Señor... -Hablará usted cuando le toque. No he concluido todavía de preguntar. ¿Tiene usted -añadió Petrovitch, recogiendo sus labios contra la dentadura- algún amante rico que le permita andar ociosa? Débora enrojeció ante aquella brutal pregunta; sus pestañas se enrejaron para detener lágrimas y su carne toda se erizó en calofrío. -¡Vamos! -gritó Iván-. Ha llegado la hora de responder. Responde -prosiguió, tuteándola-. Y respóndeme sin mentiras. ¿Por qué no ejerces el oficio?...
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