El jugador: Capítulo 10
El jugadorCapítulo 10 de Fiódor Dostoyevski Probablemente, en los balnearios y en los hoteles de toda Europa, cuando el gerente destina una habitación a los huéspedes, se guía más que por los gustos de ellos por su opinión personal acerca de la cuenta que podrá hacerles pagar. Pero Dios sabe por qué se destinó a la abuela un alojamiento cuya suntuosidad no dejaba nada que desear: cuatro habitaciones magníficamente amuebladas, con sala de baño, dormitorios para los criados, para la camarera, etc. En efecto, estas habitaciones habían sido ocupadas, una semana antes, por una gran duquesa, lo que se apresuraron en poner de relieve a la nueva huésped, con lo cual les daban más valor a esos departamentos, para justificar, así, su elevado precio. Se transportó, o más bien, se paseó a la abuela por todas las habitaciones, que ella examinó con la más rigurosa atención. El oberkellner, hombre calvo, de edad ya madura, la acompañaba con deferencia en aquella...
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