El Criticón. Segunda parte: Crisi 11
CRISI UNDÉCIMA de El Criticón: Segunda parte CRISI UNDÉCIMA El tejado de vidrio y Momo tirando piedras Llegó la Vanidad a tal extremo de quien ella es que pretendió lugar, y no el postrero, entre las Virtudes. Dio para esto memorial en que representaba ser ella alma de las acciones, vida de las hazañas, aliento de la virtud y alimento del espíritu. —No vive —decía— la vida material quien no respira, ni la formal quien no aspira. No hay aura más fragante ni que más vivifique que la Fama, que tan bien alienta el alma como el cuerpo, y es su purísimo elemento el airecillo de la honrilla. No sale obra perfecta sin algo de vanidad, ni se ejecuta acción bien sin esta atención del aplauso; parto suyo son las mayores hazañas, y nobles hijos los heroicos hechos. De suerte que sin un grano de vanidad, sin un punto de honrilla, nada está en su punto, y sin estos humillos, nada luce. No pareció del todo mal la paradoja, especialmente algunos de primera impresión, y...
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