El comendador Mendoza: 31
Capítulo XXX 31 Pág. 31 de 31 El comendador Mendoza Juan Valera A los seis meses de la muerte de Doña Blanca, en pleno invierno, se reunían todas las noches en torno del hogar, en el piso alto de la casa del mayorazgo D. José López de Mendoza, a más de su mujer y de su hija Lucía, el Comendador D. Fadrique, el viudo D. Valentín, Clara y a veces el padre Jacinto. El joven D. Carlos de Atienza había estado dos o tres veces en Sevilla a ver a sus padres; pero enseguida se había vuelto. Tenía abandonada la Universidad; no pensaba en los estudios ni en la carrera. Habíase consagrado enteramente a idolatrar, a consolar, a adorar, a Clarita, a quien ya veía sin dificultad, de diario. Don Fadrique y el P. Jacinto iban y venían a Villabermeja; pero estaban más tiempo en la ciudad. La donación de los bienes de D. Fadrique se había hecho en toda regla y con el posible sigilo. Don Fadrique vivía modestamente de su paga de oficial retirado. Habitaba, no...
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