El comendador Mendoza: 20
Capítulo XIX 20 Pág. 20 de 31 El comendador Mendoza Juan Valera La familia de Solís continuaba incomunicada con sus vecinos. Sólo entraban en aquella casa D. Casimiro y el fraile. Éste, a pesar de sus consejos, había sabido ingeniarse, volver a la gracia y recobrar la confianza de aquella adusta señora. No es tan llano desechar a un director espiritual, a quien se tiene por santo o poco menos, aunque este director nos contraríe, y sobre todo haga cosas opuestas a nuestro modo de pensar. La mayor falta del padre Jacinto, o que apenas acertaba a explicarse Doña Blanca, era que aquel virtuoso varón, aquel hijo de Santo Domingo de Guzmán, fuese tan íntimo amigo de un hombre a quien debía más bien llevar a la hoguera, si los tiempos no estuviesen tan pervertidos y la cristiandad tan relajada. Doña Blanca no se calló sobre este punto, y varias veces manifestó al fraile su extrañeza; pero el fraile le contestaba: -Hija mía, piensa lo que se te antoje....
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