El audaz: 27

El audaz Capítulo XXVII de Benito Pérez Galdós Capítulo XXVII - Quemar las naves I Los individuos que habían de componer la Junta estaban reunidos y profundamente atentos al suceso ya próximo y cuyo éxito era un pavoroso enigma. No pasaban de doce, y ocupaban un gran salón mal amueblado en la planta baja de un caserón ruinoso. En sus semblantes más se notaba tristeza de penitentes que entusiasmo de conspiradores. Parecía que la proximidad de los hechos había enfriado un tanto su primer acaloramiento, y que no estaban hechos aquellos caballeros de la madera con que se fabrican los revolucionarios. Había dos, sin embargo, que eran cada vez más ardientes y recogían todas las palabras de Martín con verdadera ansiedad, expresando en sus fisonomías las diversas expresiones que experimentaban al oírle. Pálido, grave y con claras señales de haber padecido grandes insomnios, estaba Martín sentado en lo que parecía ser cabecera de la mesa oblonga colocada en el...

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