El Anticristo:46
XLVI ¿Qué se infiere de esto? Que es necesario ponerse guantes cuando se lee el Nuevo Testamento. La proximidad de tanta impureza impone casi esta medida. No aceptaríamos la compañía de “primitivos cristianos”, como no buscamos la de judíos polacos; no hace falta siquiera esgrimir argumentos para refutarlos... ¡Unos y otros no huelen bien! En vano he buscado en el Nuevo Testamento un solo rasgo simpático; no hay en él nada que sea liberal, bondadoso, franco, decente. Aquí la humanidad ni ha comenzado; faltan los instintos de la limpieza... No hay en el Nuevo Testamento más que malos instintos; no hay en él ni siquiera la valentía de afirmar estos malos instintos. Todo es cobardía, prurito de cerrar los ojos y engaño de sí mismo. Cualquier libro parece limpio cuando se lo lee después del Nuevo Testamento; por ejemplo, inmediatamente después de Pablo leí con íntimo deleite a Petronio, ese ironista más donoso, más travieso, del que pudiera decirse lo que...
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