El amigo Manso: 38
El amigo Manso Capítulo XXXVIII de Benito Pérez Galdós Capítulo XXXVIII - ¡Ah!, traidor, embustero! ¡Tú eres, tú, pollo maldito, orador gomoso, niño bonito de todos los demonios; tú eres, tú, el ladrón de mi esperanza; tú, el que pérfidamente me ha tomado la delantera; tú, el que está ya de vuelta cuando yo apenas empiezo a andar! Lo sospechaba; pero no lo creía: ahora lo creo, lo siento, lo veo, y aún me parece que lo dudo. ¡Has tronchado mi dicha, has cerrado mi camino, mozalbete infame, y quiero ahogarte, sí, te ahogo...! Esto que parece natural, en el estado de mi ánimo, y que encajaba a maravilla en mi desolada situación, debí decirlo sin duda, acomodándome a las conveniencias y tradiciones dramáticas del caso; pero no, no lo dije. Al ver que con su aturdimiento confirmaba Manuel sus mentiras, le traté con el mayor desprecio del mundo, diciéndole: -No quiero molestarte. Ve solo... Y seguí mi camino. A los pocos pasos le sentí venir detrás de...
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