El amigo Manso: 35
El amigo Manso Capítulo XXXV de Benito Pérez Galdós Capítulo XXXV - Proxenetes -¿Qué, hombre? -Proxenetes. Se lo digo a usted en griego para mayor claridad. -¡Ay!, estos señores sabios ni siquiera para insultarnos saben hablar como la gente. -Alguien vendrá que le hablará a usted más claro que el agua. -¿Quién? -El juez de primera instancia. Ni con risitas, ni con un gesto desdeñoso pudo disimular su terror. Yo seguía paseándome. Siguió larga pausa, durante la cual vi que el fiero Calígula batía compases con una mano sobre el brazo del sillón... Su ingenio debió de inspirarle el cómodo partido de desviar el asunto, ingiriendo otro completamente extraño, en el cual podía hacer el papel de víctima. «Tú siempre tan inoportuno y tan... filosófico. Vienes aquí cuando no se te llama, y haces aspavientos. Mejor te ocuparas de lo que más nos importa a todos, y no me pusieras en mal lugar, como lo has hecho hoy... Sí: porque de haber sabido lo que pasaba,...
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