El amigo de la muerte: cuento fantástico :12
El amigo de la muerte: cuento fantástico de Pedro Antonio de Alarcón XII - El sol en el ocaso Amaba y era amada; adoraba y era adorada. Siguiendo la ley de la naturaleza, las almas de los dos amantes al confundirse la una con la otra, hubieran dejado de existir en la embriaguez de la pasión si las almas pudieran morir. (LORD BYRON.) Gil y Elena se amaban, se pertenecían, eran libres, estaban solos. Los recuerdos de su infancia, los latidos de su corazón, la voluntad de sus padres, la fortuna, el nacimiento, la bendición de Dios, todo los unía, todo los enlazaba. Los que se vieron con placer desde muy niños; los que se prendaron recíprocamente de su belleza cuando adolescentes; los que habían llorado a unas mismas horas los tormentos de la ausencia, Gil y Elena, Elena y Gil;encia, Gil y Elena, Elena y Gil; por predestinación, perdían al fin, en hora tan mística y solemne, su individualidad mísera y solitaria para confundirse en un porvenir inmenso de ventura,...
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