Dos mujeres: 31
Capítulo XXX 31 Pág. 31 de 34 Dos mujeres Gertrudis Gómez de Avellaneda Cuando don Francisco había ido a visitar a la condesa aquel día salió de Madrid bastante temprano, pero no tanto que Carlos, advertido la noche anterior de su resolución. No hubiese podido prevenirla. Así pues, recibió la visita del anciano con la posible serenidad, algunos minutos después de haberla dejado Carlos, que se anticipó a su padre. La visita fue corta, y Catalina, que no esperaba a su amante hasta la proximidad de la noche, habíase encerrado en su aposento con su habitual tristeza. Eran las cuatro de la tarde, poco más o menos, cuando oyó el ruido de un coche, y pensó que Carlos anticipaba su visita algunas horas, cosa muy natural atendida a su marcha que debía verificarse al siguiente día y que acaso la obligaría a dejarla aquella noche más temprano que lo hacía regularmente. Llamó a uno de sus criados y dijo: -Que entre. Sin salir a recibirle como lo tenía de...
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