Doña Milagros: 17
Capítulo XVI 17 Pág. 17 de 20 Doña Milagros Emilia Pardo Bazán Es el caso que, desde el mismo instante en que me decidí a poner el candado, cesó de hacer falta. Argos, al día siguiente de su escapatoria y de mi larga e inexplicable ausencia, fue acometida a la madrugada de violenta convulsión, lo cual al pronto no nos alarmó extremadamente, porque la habíamos visto muchas veces de aquel modo. Aplicamos los remedios conocidos, pero nos preocupó que a la excitación sucediese una especie de estupor letárgico. Dispuse que avisasen a Moragas, y criada volvió diciendo que el doctor había salido la víspera, llamado precipitadamente, para un enfermo de mucho peligro, al pueblecillo de Roblas, célebre por sus aguas minerales. Roblas dista cuatro leguas de Marineda; no había que pensar en Moragas, opté porque buscasen al facultativo que viviese más cerca y más a mano estuviese. Y por convenir sus señas con estas, accedió don Dióscoro Napelo, viejo y...
Está viendo el 4% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas