Cañas y Barro: 144
none Pág. 144 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Tonet iba de grupo en grupo con el deseo de distraerse, discutiendo y bebiendo en todos los corrillos. Su propósito de olvidar por medio de la embriaguez le hacía beber y beber con forzada alegría, y los amigos celebraban el buen humor del Cubano. Nunca le habían visto tan alegre. El tío Paloma entró en la taberna y sus ojillos escudriñadores se fijaron en Neleta. -Reina...! Què blanca! És que estàs mala...? Neleta habló vagamente de una jaqueca que no la habla dejado dormir, mientras el viejo guiñaba sus ojos maliciosamente, uniendo la mala noche a la fuga inexplicable de su nieto. Después se encaró con éste. Le había puesto en ridículo ante aquel señor de Valencia. Su conducta no era digna de un barquero de la Albufera. Con menos motivo había dado de bofetadas a más de uno en sus buenos tiempos. Sólo a un perdido como él podía ocurrírsele convertir en barquero a Sangonera, que habla...
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