Cañas y Barro: 111
none Pág. 111 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Y cada vez se unía más al tío Toni y la Borda, participando de sus ilusiones y sus penas, compartiendo con ellos la miseria y admirándoles con la sencillez de sus costumbres, pues apenas bebía y pasaba las veladas relatando al padre sus aventuras de guerrillero. La Borda mostrábase radiante de felicidad, y cuando hablaba con alguna vecina, era para elogiar a su hermano. ¡El pobre Tonet!, ¡cuán bueno era!, ¡cómo alegraba al padre cuando quería...! Neleta abandonó repentinamente la taberna para ir a Ruzafa. Tan grande fue su prisa, que. no quiso esperar la barca-correo, y llamó al tío Paloma para que en su barquito la condujese al Saler, al puerto de Catarroja, a cualquier punto de tierra firme desde donde pudiera dirigirse a Ruzafa. Cañamel estaba muy grave: agonizaba. Para Neleta no era esto lo más importante. Su tía había llegado por la mañana con noticias que la dejaron inmóvil de...
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