Bendición de la tierra - Libro Segundo. Capítulo 7
Un hombre atraviesa la comarca de las tierras solitarias. El tiempo está revuelto; las lluvias de otoño han empezado. Pero no por eso se preocupa el caminante; es gozosa su expresión y lo es su ánimo. Axel Ström vuelve del juicio; ha salido absuelto, y está contento. En primer lugar, una máquina segadora y un arado le esperan en el muelle del desembarcadero; en segundo lugar, le han absuelto, pues no ha tenido parte en el infanticidio. Así va bien. Pero, ¡qué horas de congoja! Mientras estaba allá declarando, aquel hombre formado en la faena cotidiana se vio encarado con la labor más dura de su vida. Ningún provecho sacaría de abultar la culpa de Barbro y, por lo mismo, cuidaba de pesar las palabras que tuvieron que sacarle a fuerza de preguntas. La mayor parte de las veces respondía con un sí o un no. ¿No bastaba? ¿Era necesario dar al hecho más amplitud de la que tenía? A veces pareció que la cosa iba de veras: la alta autoridad resultaba impresionante con su...
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