Ana Karenina VIII: Capítulo XVII
Ana KareninaOctava parte: Capítulo XVII de León Tolstoi El Príncipe y Sergio Ivanovich subieron al cochecillo, mientras que los otros, apresurando el paso, emprendían a pie el regreso hacia la casa. Pero las nubes, unas claras, otras oscuras, se acercaban con acelerada rapidez, y deberían correr mucho más si querían llegar a casa antes de que descargarse la lluvia. Las nubes delanteras, bajas y negras como humo de hollín, avanzaban por el cielo con enorme velocidad. Ahora sólo distaban de la casa unos doscientos pasos, pero el viento se había levantado ya y el aguacero podía sobrevenir de un momento a otro. Los niños, entre asustados y alegres, corrían delante chillando. Dolly, luchando con las faldas que se le enredaban a las piernas, ya no andaba, sino que corría, sin quitar la vista de sus hijos. Los hombres avanzaban a grandes pasos, sujetándose los sombreros. Cerca ya de la escalera de la entrada, una gruesa gota golpeó y se rompió en el canalón de metal....
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