Ana Karenina VI: Capítulo XVII
Ana KareninaSexta parte: Capítulo XVII de León Tolstoi El cochero paró los caballos y miró a ver si encontraba a quién preguntar por la finca. Detrás, en un campo de centeno, cerca de un carro, sentados sobre la tierra, se veían varios campesinos. El encargado fue a saltar para ir hacia ellos, pero, cambiando de opinión, se puso a llamarles a gritos. El vientecillo que producía el caminar del coche, parado éste, se había desvanecido, y el aire estaba en calma. Los tábanos se pegaron a los caballos, cubiertos de sudor, y éstos se defendían de ellos rabiosamente movimiento constantemente la cabeza, las patas, sacudiéndose con la cola. Cesó el ruido metálico de las guadañas, que estaban cabruñando los campesinos. Uno de éstos se levantó y se dirigió al coche, andando poco a poco, con precaución por ir con los pies descalzos sobre un camino reseco y lleno de guijos. –¡Más deprisa, gandul! –gritó el encargado, ¡A ver si llegas de una vez! El viejo –de...
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