Ana Karenina V: Capítulo XX
Ana KareninaQuinta parte: Capítulo XX de León Tolstoi Al día siguiente, el enfermo comulgó y recibió la extremaunción. Durante la ceremonia, Nicolás oró con fervor. En sus grandes ojos, fijos en el icono puesto sobre la mesa, plegada y cubierta con un paño de color, había tanta imploración vehemente, tanta esperanza, que Levin le miraba aterrado, porque sabía que aquella imploración y aquella esperanza harían más dolorosa la separación de la vida que su hermano amaba tanto. Levin conocía a Nicolás y su modo de pensar, le constaba que su falta de fe no procedía de que le fuera más cómodo vivir sin ella, sino de que, poco a poco, las explicaciones científicas de los fenómenos universales la habían borrado de su alma. El retorno, pues, de su hermano a la fe no era sincero, hijo de la reflexión, sino momentáneo, egoísta, nacido de una vana esperanza de curarse. Levin sabía que Kitty había avivado aquella esperanza relatándole casos extraordinarios de...
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