Alhambra
A Luis Rosales Fue cuando el alma apareció en columnas. Fue cuando el aire se agrupó en ventanas. Y la luz en techumbre que sostienen muros de amor. Fue cuando la gacela sideral llegó sedienta al agua inextingible. Y halló, por fin, donde poner los ojos la poesía. Cuando una mano dibujó el ensueño y lo perdidamente femenino. Cuando la luna se olvidó en el día de primavera. Cuando el espacio se asomó a su reino y volaba la recta tras la curva, y la curva se abría como un ángel quieto y volando. Cuando el jardín soñó su desenlace mientras cantaba un pájaro y cantaba al extremo del mundo en que vivimos. Cuando la luna. Cuando lo aéreo, cuando lo ligero. Cuando el jazmín subió a sus miradores y el amor a sus torres espirales y el azahar. Cuando la música se hizo visible. Cuando fue el tiempo de ver el aroma. Y amaneció el delirio en geometría transfigurado. Cuando la reina, cuando los suspiros. Y cuando tuvo el cielo azul un patio para morar y con el vino...
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