Aita Tettauen: 07
Aita Tettauen
de Benito Pérez Galdós
Primera parte - Capítulo VII
Pero al bajar vio que subían el ataúd, y como era tan angosta la escalera, hubo de volver hacia arriba y meterse en la casa, única manera de dar paso al fúnebre cajón. En aquel instante, gran estrépito militar venía de la calle, por la cual marchaba un batallón con música, y bullicio y vítores de la gente. Favorecido de aquel estruendo, pudo Santiuste escabullirse hacia el interior de la casa mortuoria, y volvió a meterse en el comedor, después de cerciorarse por Nicasia de que los chicos continuaban solos en aquella pieza. Fascinado Vicentito por la bullanga marcial que atronaba la calle, creyó que su amigo Juan volvía para echar con él otro parrafito de cosas de la guerra.
«¿Qué tropa es esa, Juan?».
-Cazadores de Ciudad-Rodrigo, que van a la estación.
-Ciudad-Rodrigo, número 9... ¡Y no puedo asomarme!
-No, hijo mío; no te muevas de aquí. Verás a los cazadores de Ciudad-Rodrigo...
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