A prueba:4

A prueba: Capítulo 4 de Felipe Trigo Sentó a Carlota en un versallesco sofá de mármol, de la rotonda, y él dijo, sentándose al extremo, y muy cortés -para cuyo mayor efecto se había quitado la gorra y se había puesto el monóculo: -Señora, voy a hablarla a usted en un lenguaje que no es quizá de país alguno, por su giro de conceptos, pero que es del mundo; pero, que es... del espíritu de una civilización del fondo del corazón y de la conciencia misma de la Europa, caído a él desde la práctica intuición del vivir refinadísimo del gran París, del gran Berlín, del grande Londres... Y discúlpeme que tome la cuestión por las alturas de la perennemente humana y más transcendental filosofía. ¡En primer lugar, soy un filósofo, soy un reflexivo! Se quedó mirándola al través de la limpia lente transparente, y le hizo sonreír la sensación de su dominio sobre la criatura de ignorancia y de inocencia. Sin embargo, precisamente por estas cualidades, veía menos...

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