El imperativo ascético
En su libro The Ascetic Imperative in Culture and Criticism, Geoffrey Harpham (1987) considera el ascetismo como un instrumento fundamental de la transformación cultural y hermenéutica. Éste es el «elemento propiamente ‘cultural’ en las ‘culturas’», lo que permite la comparación y la comunicación entre ellas (1987: XI). Cualquier definición estrecha del ascetismo que lo identifique con un conjunto de comportamientos restrictivos distintivos de periodos históricos delimitados y de áreas geográficas particulares pierde necesariamente el alcance general del fenómeno como operador de formación y transformación cultural.[1] A pesar de que el ascetismo se presenta como un fenómeno universal, ya que todas las culturas tendrían a disposición ese dispositivo privilegiado de formación cultural,[2] la relación que mantiene con una cultura determinada puede presentar diferentes formas. El asceta puede desafiar a la cultura, integrarse a ella,...
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